Después del trabajo,
desciende el cansancio,
como baguada ,
acompañando el hambre que truena.
Luego el sueño
que baja por los huesos
hasta el aburrimiento
de pensar.
Luego el deseo de no mover
un músculo,
hasta no recuperar
el paraíso pendiente,
y que se incendien
todas las fábricas del mundo.
Y despúes de la siesta salir a pescar.
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